Viñedos en La Alberca (Teulada)

Viñedos en La Alberca (Teulada)

 

M DE ALEJANDRÍA/CONFINAMIENTO

“Hay una leyenda muy bonita que cuenta que el moscatel necesita de la proximidad del mar porque, de lo contrario, se entristece”.

Me quedé fascinada por aquella fábula, incluida en mi libro, Dones en cos i ànima, que me contó Cristina Rodríguez al hablarme de su vino, M de Alejandría. Los que somos mediterráneos –pensé en aquel momento- tenemos mucho de moscatel. Y hoy, en el día 56 del confinamiento, corroboro mi añoranza.

M DE ALEJANDRÍA

M de Alejandría no estaba llamado a ser un vino más. Cristina tenía muy claro que apostaría por la variedad de uva moscatel porque reunía la conjunción mágica que supone el tipo de terreno que hay en Teulada-Moraira (Alicante) -donde tiene sus viñas-, el clima y la cercanía del mar. Sin embargo, a la tradición le iba a sumar la innovación. Nadie lo había hecho hasta entonces y ella se atrevió a crear un vino de hielo, propio de los países con temperaturas muy bajas. Pero, ¿cómo conseguir un vino de hielo en un lugar donde casi nunca nieva? Mediante la congelación en neveras. Desde la primera añada, en 2017, la uva, tratada y mimada por Ximo y Dani Cabrera, de Uvas Cabrera, y supervisada por el enólogo Daniel Belda, se recoge al amanecer, el día señalado para vendimiar, y se coloca en un camión frigorífico. Comienza así el periodo de congelación.

CONFINAMIENTO

14 de marzo. Estado de alarma. Congelación.

M DE ALEJANDRÍA

Tras el proceso de congelación de la uva, que controla Daniel Belda en su bodega, comienza el prensado y la posterior fermentación natural, sin alcohol ni azúcares. Es el tiempo del reposo.

CONFINAMIENTO

El estado de alarma se prorroga una vez tras otra. Todo sigue pausado, en reposo.

M DE ALEJANDRÍA

Tras varias pruebas, el equipo de M de Alejandría decide el momento oportuno para filtrar y embotellar. Es, como dice Cristina, ese “instante mágico” en que sabrán cuántas botellas les regalará ese año el viñedo.

DESCONFINAMIENTO

Emprendemos el viaje de vuelta desde el frío. Cuatro fases por delante hasta llegar a la luz. Para entonces habremos aprendido (espero) cuánto nos regala la vida.

M DE ALEJANDRÍA-LA NUEVA NORMALIDAD

Cristina me hizo un regalo el pasado año: ser la madrina de la vendimia de M de Alejandría. Estos días en que debía haberse presentado la añada de 2019, he pensado que la uva de moscatel que vendimiamos el pasado septiembre, había trazado un camino paralelo a nuestro confinamiento. Tras gozar del sol en la viña, había sido confinada (congelada y fermentada) y desconfinada (filtrada y embotellada). Recorrió, como estamos haciendo nosotros, un largo viaje desde el frío hasta convertirse en ese maravilloso líquido dorado y dulce que es M de Alejandría. Y en esta añada ha dejado 2.900 botellas para, como dice Cristina, compartir 2.900 momentos. Cuando todo termine, todo empezará de nuevo. Y brindaremos por ello con el vino que llegó del frío.

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Sobre mí

Marina Vallés Pérez (25/05/1976). Natural de Teulada (Alicante). Licenciada en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona. Actualmente soy periodista autónoma.



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