EMILIO
–¿Qué te pasa, Santi?, le preguntó Emilio, a medio camino entre la extrañeza y la preocupación. –Estoy jodido, Emilio. –Tú eres tonto, Santi. Así, de un plumazo, se despachó Emilio las preocupaciones que arrastraba su monitor deportivo. No entendía a qué venía aquella cara tan avinagrada de Santi, aunque en el fondo le sabía mal verle tan cabizbajo. Poco podía pensar él que aquel día, años atrás, en un encuentro en València con más de…